Este sábado, en un acto de protesta inusual, una estudiante iraní se quitó la ropa en el campus de la Universidad de Ciencia e Investigación de Teherán tras sufrir una agresión, presuntamente por no llevar el hiyab. Videos difundidos en redes sociales muestran a la joven caminando en ropa interior en el patio de la universidad, en un gesto de repudio hacia las restricciones impuestas por las autoridades.

De acuerdo con testigos, la agresión fue cometida por agentes de seguridad del campus, quienes, al parecer, la reprendieron por no portar el velo islámico. Otros videos muestran cómo miembros del personal de seguridad aparentemente introducen a la estudiante a un coche que no parece una patrulla policial. Desde entonces, se desconoce el paradero de la joven.

Las autoridades no han emitido aún declaraciones oficiales sobre el incidente; sin embargo, el diario local Hamshahrinegó que la estudiante haya sido maltratada, indicando que solo recibió una advertencia verbal por parte del personal de seguridad.

En los últimos dos años, las autoridades de Irán han intensificado los esfuerzos por hacer cumplir el uso del hiyab, implementando castigos como la confiscación de vehículos y el regreso de la llamada «Policía de la moral», que detiene a las mujeres que no llevan el velo según lo dictado por el régimen.

A pesar de estas medidas, muchas mujeres en Irán continúan desafiando la normativa como una forma de resistencia. La indignación por la obligatoriedad del hiyab cobró fuerza tras la muerte de Mahsa Amini, una joven que falleció bajo custodia policial después de ser arrestada por no portar correctamente el velo, lo que provocó una ola de protestas en todo el país.

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CEL

En septiembre pasado, el Consejo de los Guardianes aprobó una nueva ley que endurece las penas para las mujeres que no usen el velo, con castigos que incluyen hasta cinco años de prisión. Aunque el Parlamento ya ratificó la ley, esta debe ser promulgada por el presidente iraní, Masud Pezeshkian, quien había prometido durante su campaña flexibilizar el código de vestimenta, promesa que aún no ha cumplido.

Este sábado, decenas de miles de personas participaron en la trigésimo tercera Marcha del Orgullo en Buenos Aires, lanzando fuertes críticas hacia el gobierno del presidente argentino, Javier Milei. Las principales demandas giraron en torno a la denuncia de políticas de ajuste económico y los “discursos de odio” emitidos desde el Ejecutivo.

La jornada comenzó en la Plaza de Mayo, donde la Feria del Orgullo ofreció productos y espectáculos en vivo en un ambiente festivo y colorido. Durante la tarde, la marcha avanzó hacia la Plaza de los Dos Congresos, donde un escenario acogió conciertos y eventos para continuar hasta la noche. El comité organizador, compuesto por alrededor de 60 organizaciones no gubernamentales, destacó el lema de la marcha: “No hay libertad sin derechos ni políticas públicas. No hay libertad con ajuste y represión. ¡Ley Integral Trans y Ley Antidiscriminatoria ya!”

Los organizadores expresaron que la marcha es un llamado a la unidad social y a la reivindicación de derechos, con una lista de demandas centrada en la justicia por crímenes de odio, el cumplimiento de leyes que garanticen el acceso a preservativos y tratamientos para enfermedades como el sida, y la oposición al cierre de instituciones como el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), que el gobierno de Milei clausuró en agosto pasado.

María Rachid, activista de la Federación Argentina LGBT y miembro del comité organizador, destacó la preocupación ante el “recorte de toda la política pública relacionada con la diversidad” y la desaparición del INADI, que funcionaba como un espacio clave para denunciar actos de discriminación. Rachid también alertó sobre el impacto de los “discursos de odio que provienen desde el Gobierno nacional”, los cuales, aseguró, legitiman actitudes de discriminación y violencia hacia la comunidad LGBTIQ+.

Pese al apoyo que ha tenido en el pasado, la Marcha del Orgullo ya no cuenta con respaldo del gobierno nacional, explicó Rachid. Este año, la organización y la logística del evento fueron financiadas por recursos de la ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, organismos internacionales y empresas privadas comprometidas con la causa.

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En los últimos días de campaña antes de las elecciones en Estados Unidos, la candidata demócrata y actual vicepresidenta Kamala Harris ha decidido dejar de lado las críticas a su contrincante, el expresidente republicano Donald Trump. Su enfoque se centra en un mensaje optimista para contrastar con la postura de Trump, quien sigue con una línea de ataque en torno a la inmigración y cuestiona nuevamente la integridad del sistema electoral.

“Queremos presentar una visión positiva en este cierre de campaña y mostrar a dónde queremos llevar al país”, comentaron los portavoces de Harris en una conferencia con periodistas. Desde Atlanta, Georgia, un estado clave en la contienda y donde ambos candidatos están prácticamente empatados, Harris aseguró que su prioridad será «buscar puntos en común y soluciones prácticas» para los desafíos del país.

En contraste, Trump desde Carolina del Norte retomó sus críticas a la administración de Joe Biden, refiriéndose a sus seguidores como “basura” en una declaración previa. También lanzó ataques contra Harris, señalando que la vicepresidenta “no tiene visión ni soluciones” y se limita a criticarlo. Trump argumentó que “no se puede liderar Estados Unidos sin amarlo” y pidió a sus seguidores una fuerte participación en las urnas como respuesta.

A tres días de unas elecciones con resultados difíciles de prever, ambos candidatos están desplegando sus esfuerzos en estados clave. Harris continúa su enfoque en un mensaje de unidad, apoyada por el presidente Biden en Pensilvania, mientras que Trump refuerza su retórica contra la inmigración en su recorrido por Carolina del Norte. Ambos han lanzado promesas para mejorar la economía, reducir los altos costos de vida y controlar la inmigración irregular, temas que marcan el pulso de esta reñida elección.